Noche
Tal vez esta noche no es noche,
lo otro, o cualquier cosa...
¡Qué se yo! Faltan palabras,
falta candor, falta poesía
cuando la sange llora y llora!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
las sombras, oír pasos,
decir “buenas noches” a cualquiera
que pasease a su perro,
miraría la luna, dijera su
extraña lactescencia tropezaría
con piedras al azar, como se hace.
Pero hay algo que rompe la piel,
que corre por mis venas.
¡Quiero salir! Cancerbero del alma
¡Deja, Déjame traspasar tu sonrisa!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
Aún quedan ensueños rezagados.
¡Y tantos libros! ¡Y tantas luces!
¡Y mis pocos años! ¿Por qué no?
La muerte está lejana. No me mira.
¡Tanta vida Señor!
¿Para qué tanta vida?
Descifrando
El poema empieza con una duda “Tal vez esta noche no es noche”. Una voz poética trata de encontrar las palabras adecuadas para describir a la noche pero no las encuentra. Intenta describirla utilizando la imagen de un “sol horrendo” definiéndo, a su vez, la imagen negativa que está teniendo hacia la noche.
Su búsqueda por describir a la noche obtiene un tono de resignación “o cualquier cosa...” la que la lleva a un estado de impotencia y enervamiento: “¡Qué se yo!”. De lo que sí sabe es de su carencia: Faltan palabras! Falta candor, falta poesía cuando la sangre llora y llora! Con esta personificación la voz poética revela al lector el estado de sufrimiento en el cual se encuentra. Ese estado cobra intensidad mediante la reduplicación: „Faltan palabras / Falta candor / Falta poesía” asi como „Llora y llora“.
En la segunda estrofa de este poema, la voz poética sueña con la felicidad nombrando lo que la haría sentir asi: El poder “palpar las sombras”, “oír pasos”, decir “buenas noches”. El hecho de que estas frases condicionales irreales estén contruídas con el imperfecto del subjuntivo y no con el pluscuamperfecto del subjuntivo deja entrever la existencia de posibilidad, de esperanza.
Pero en la tercera estrofa la desesperanza recobra intensidad mediante esta hibérbole: “hay algo que rompe la piel / una ciega furia”. Allí se encuentra también la razón de su impotencia, de su desdicha. La voz poética vuelve a intentar liberarse de ese estado: “¡Quiero salir! Dirigiéndose a un tú, al “cancerbero del alma” pidiéndole que le deje traspasar su sonrisa! Y el lector se pregunta por qué “sonrisa”?
En la última estrofa vuelve la esperanza, la voz poética nombra lo que le causa felicidad: “libros”, “luces” y hace alude a su juventud. Pero es con ese tema que vueve la deseperanza y el sin razón de ser de la voz poética.
El hecho de que en la exclamación se dirija al “Señor” da un acento de lamento, de invocación al poema. El poema termina con una interrogación retórica “¿Para qué tanta vida?, con la cual se cierra el círculo de duda empezada en el primer verso del poema.
La voz poética titula al poema “noche”, una noche que no es noche y que está descripta con la imagen de “sol horrendo” se podría interpretar como la muerte que no es muerte asi como la imagen del “sol horrendo” podría ser una imagen de la vida que no es vida, o mejor dicho, es vida que sobra.