"El ausente" de Alejandra Pizarnik

Análisis e interpretación del poema „El Ausente“ de “las aventuras perdidas” 1958

El ausente

I

La sangre quiere sentarse
Le han robado su razón de amor.
Ausencia desnuda.
Me deliro, me desplumo.
¿Qué diría el mundo si Dios
lo hubiera abandonado así?


II

Sin ti
el sol cae como un muerto abandonado.

Sin ti
me tomo en mis brazos
y me llevo a la vida
a mendigar fervor.





En el primer verso de este poema, compuesto de dos partes; una de seis versos libres, la otra de dos estrofas con dos y cuatro versos libres respectivamente, se denota el inmenso dolor que la voz poética siente ante el abandono, la ausencia de su amado: La personificación de que “la sangre quiere sentarse”, que ya no quiere fluir es, a la vez, una alegoría al hecho de no querer seguir viviendo porque “le han robado su razón de amor”. Asi mismo se divisa lo presente (“la sangre” / la voz poética) de lo ausente (“la razón de amor” / su amado).
El tercer verso está compuesto por dos palabras “Ausencia desnuda” que expresan la cruel realidad de la ausencia del amado. Se observa un juego de palabras pues mientras que “ausencia” significa lo que no está, el adjetivo “desnuda” califica a algo o alguien que está, pero que no posee nada de ropa asi como también puede calificar a algo que está claro, sin doblez, patente. De cualquier manera, se siente la desesperación, la locura que ocasiona esta ausencia a la voz poética: “Me deliro”, me desplumo”. Con esta ausencia la voz poética tiene no sólo perturbada la razón sino no sabe que hacer con ella misma.
La primera parte del poema “El ausente” termina con una interrogación retórica: “¿Qué diría el mundo si Dios lo hubiera abandonado así?”. Mediante esta hipérbole la voz poética busca comprensión a la dimensión del sufrimiento que está sintiendo asi mismo está ubicando a la persona amada en una posición divina al compararlo con Dios.
En la segunda parte la voz poética se dirige directamente a su amado diciendole: “Sin ti / el sol cae como un muerto abandonado”, con esta alegoría se acentúa la oscuridad fúnebre en la que le ha dejado esta ausencia. Si se tiene en cuenta que el amado en realidad ya no está, esta frase de estilo directo ya no tiene destinatario, es más, está frase gana eco, gana profundidad, acentúando de esta manera el vacío, la soledad por la que está pasando la voz poética.
Esta soledad se sigue percibiendo en la segunda estrofa, en la cual la voz poética sigue hablándole a su amado y le cuenta que se va “a la vida a mendigar fervor”. Con esta confesión la voz poética no sólo se sitúa en la posición de mendiga sino que a la vez se sitúa en la posición de devota ya que lo que pide es “fervor”, ella está pidiendo sentir adoración por alguien. Con la palabra “fervor” no sólo se crea una conexión con la palabra “Dios” de la primera parte del poema, en donde la voz poética compara a su amado con él, sino que también revela que para la voz poética su razón de amor, es el fervor, lo que se podría interpretar a su vez como el significado que ella tiene del amor que sería entonces la entrega.